MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01D85BDD.1E819B20" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como archivo de almacenamiento web. Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos, como Windows® Internet Explorer®. ------=_NextPart_01D85BDD.1E819B20 Content-Location: file:///C:/308DA649/4.ElporquedelaguerraenUcraniaysuposibleimpactoenAmericaLatina.LRoldanVazquez(1).htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="windows-1252"
=
=
El porqué<=
/span> =
span>de la guer=
ra en Ucrania=
y su
posible impacto en América Latina
Lila Roldán Vázquez
Embajador Extraordinario y Plenipotenci=
ario
de la República Argentina.
Directora de Estudios Eurasiáticos y m<=
span
lang=3DES-TRAD style=3D'font-family:"Times New Roman",serif;mso-bidi-font-f=
amily:
"Arial Unicode MS";border:none;mso-ansi-language:ES-TRAD;mso-bidi-font-styl=
e:
italic'>miembro del Comitéé Ejecutivo del Conse=
jo Argentino pata las Relaciones Internacionales (C.A.R.=
I.).
Ex -Subsecretaria de Asuntos de América Latina y el Ca=
ribe (2017).
Ex-Embajador en Ucrania (2007-2015).
Resumen<=
/b>
El artículo recorre las razones históricas y política=
s que,
a juicio de la autora, han derivado en la guerra
desatada por la Federación Rusa contra Ucrania. Es también su objetivo anal=
izar
los impactos inmediatos y mediatos de la guerra a nivel internacional, así =
como
sus posibles consecuencias en el ámbito regional de América Latina.<=
/span>
Palabras
clave: Ucrania,
Federación Rusa, América Latina y el Caribe, guerra, historia, política, pa=
z y
seguridad internacionales, economía.
:
This article analyzes the historical and political reasons which, in =
the
author’s view, have caused the war that the Rus=
sian
Federation unleashed on Ukraine. Its purpose is also to analyze the war’s
immediate and mediate impacts at the international level, as well as its
eventual consequences in the Latin American region.
Ukraine, Russian Federation, Lat=
in
America and the Caribbean, war, history, politics, international peace and
security, economy.
=
=
=
I=
ntroducción =
A 13.000 km de distancia =
de Argentina, se ha desatado=
la
primera guerra en suelo europeo desde hace más de 70 años. Una guerra despiadada e injustificada, en violación de to=
dos
los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, en particu=
lar
la preservación de la paz y la seguridad internacionales y el respeto a los
derechos humanos.
Contra cualquier consider=
ación
racional en términos de geopolítica y en pleno siglo XXI, el presidente
Vladimir Putin ha desatado un ataque bélico contra un país vecino -ya no po=
drá
llamarse “un país hermano”- basándose en frágiles razones históricas y de
seguridad nacional, con objetivos “estratégicos=
"
que mutan con el correr de los días.
Razones de la guerra<=
i>
Conquistar Ucrania y
reincorporarla a la “Madre Rusia” ha sido un sueño largamente acariciado por Vladimir =
Putin.
El gobernante ruso nunca asimiló plenamente las consecuencias de la
desintegración de la Unión Soviética -de la cual Ucrania era un componente
fundamental- y así lo expresó claramente en 2005, calificándola
como la “mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”. [1] En ese momento, sin
embargo, la reincorporación de Ucrania era todavía un sueño que intuía de
difícil concreción y así lo había reconocido poco antes al declarar que “Quien no quiera recup=
erar la Unión Soviética no tiene corazón; quien pretenda
hacerlo no tiene cerebro”.
Quince año=
s más
tarde, pareciera que su corazón ha prevalecido sobre su cerebro. Su campaña
bélica de hoy no surge, sin embargo, de un impulso emocional: es el resulta=
do
-estratégicamente errado o no- de una cuidadosa
planificación y construcción de poder, a nivel nacional e internacional,
frecuentemente apoyada en acontecimientos fortuitos que supo aprovechar muy
bien.
A esta ilu=
sión
se une la tradicional percepción rusa sobre la
inseguridad de sus fronteras, incrementada estos últimos años a raíz del
interés de Ucrania en integrarse a la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN). Cabe aquí un parénte=
sis:
al momento de la anexión de Crimea, en marzo de 2014, Ucrania era un país neutral que gozaba, además, en
principio, de las garantías del Memorando de Budapest de 1994, por el cual
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, China y la misma Rusia, la actual
agresora, se comprometieron a proteger la soberanía y la integridad territorial de Ucrania dentro de los límites
internacionalmente reconocidos, que incluían naturalmente Crimea.[2]=
En ese con=
texto,
Ucrania abandonó su estatus de neutralidad y comenzó a solicitar con mayor
interés su integración a la OTAN. Sin embargo, no hubo acciones decisivas en
ese sentido de parte de la Organización Atlántica; hasta hoy inclusive, a
Ucrania no le fue ofrecido el Plan de Acción pa=
ra su
eventual incorporación. E=
span>n primer lugar, debido a que =
span>no hubo consenso entre todos los miembros de la
Organización para avanzar en ese sentido y, por otro lado, ni Georgia ni Ucrania cumplen todav=
span>í=
span>a con los requisitos para=
la
accesión, ya que la OTAN no puede incorporar a un paí=
span>s con conflictos en su territorio.
Esto nos lleva a otra de las razones invocadas por el
presidente Putin para invadir Ucrania: el agravio ruso ante la expansión de=
la
OTAN y la amenaza que ello representa para su p=
aís.
La parte rusa sostiene que altos funcionarios de la Organización prometiero=
n al
ex-presidente Gorbachov que la OTAN no se extendería <=
span
class=3DNinguno>“ni un centímetro” hacia el este. El Occidente desmiente esta afirmació=
n, ya
que no hay documentos o compromisos por escrito que la fundamenten.
La realidad, como sucede frecuentemente, estaría en el
medio: según documentación secreta recientemente desclasificada, parecería que en efecto hubo algunas conversaciones informa=
les
entre funcionarios alemanes y estadounidenses con sus contrapartes rusas y =
una
exigencia de Gorbachov de que la OTAN no se ampliara hacia el este. Algunos autores indican que el mismo
Gorbachov habría aceptado luego el estado de co=
sas
sin exigir un compromiso por escrito y otros afirman incluso que las
conversaciones se referían exclusivamente a Alemania, que era el objeto de
negociaciones en ese momento, y no a la Organización en su conjunto.=
Hay otro motivo muy importante y más actual, que impulsa a=
Putin
a intentar dominar a Ucrania: éste es un país independiente y democrático, =
sin
duda con las imperfecciones que caracterizan a muchas democracias en el mun=
do,
pero una democracia real, que aspira a comparti=
r los
valores occidentales y defiende sus preferencias y decisiones cívicas. Es el único país ex-soviético que se le=
vantó
dos veces en revoluciones populares: la primera, la Revolución Naranja en 2=
004,
se produjo ante el desconocimiento de la volunt=
ad
popular y el fraude en las elecciones presidenciales de ese año; en la segu=
nda,
la Revolución del Euro-Maidán o Revolución de la Dignidad en 2013-2014, el
detonante fue la negativa del entonces presidente Yanukovich a firmar un
Acuerdo de Cooperación con la Unión Europea, en=
un
clima de indignación por la alta corrupción y mal desempeño del gobierno. E=
sa
característica del pueblo ucraniano, que se demuestra hoy en toda su amplit=
ud
en la resistencia a la invasión rusa, puede constituir una real amenaza de “contagio” para el régimen autocrático de Putin.<=
/span>
Desde la
asunción al poder de Vladimir Putin en el año 2000, lentamente y merced, en
gran parte, a la brutal segunda guerra en Chechenia en el año 2000, la guer=
ra
contra Georgia en 2008, la anexión de Crimea y =
el
respaldo a los separatistas del este de Ucrania a partir de 2014, las
intervenciones en Siria y en otros países africanos y el posicionamiento de
tropas de mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabakh, la Federación Rusa ha
ido recuperando un papel protagónico en la esce=
na
internacional.
En ese lar=
go
recorrido, el sueño de una Ucrania integrada a Rusia siempre estuvo present=
e y
se manifestó de formas diversas: tanto en la permanente intromisión en los
asuntos internos del país, a través de líderes y
partidos políticos pro-rusos cuyas campañas y mantenimiento en el poder eran
financiados por Moscú (los ex-presidentes Kuchma y Yanukovich, el Partido de
las Regiones), como en las negociaciones energéticas y comerciales en las
cuales la Federación Rusa imponía las condicion=
es del
intercambio; o en el mantenimiento de la Flota Rusa del Mar Negro en territ=
orio
ucraniano mediante un =
l=
easing, hasta la
anexión de Crimea.
=
Antecedentes inmediatos
En abril de 2021, trop=
as
rusas en ejercicios de combate comenzaron a
concentrarse en la frontera con Ucrania.
En julio del mismo año, el Presidente Putin dio a conocer un extenso
escrito: “Sobre la Unidad Histórica de Rusos y Ucranianos”, en el que desgranaba=
su
propia versión de la historia y los elementos que fundamentarían
esencialmente sus pretensiones sobre el país vecino.=
span>[3]
En diciembre de 2021, Vladimir Putin envió a la
Organización del Tratado del Atlántico Norte y al gobier=
no de
los Estados Unidos, sendos requerimientos -en forma de tratados- para una r=
eformulación de la arquitectura de seguridad europea.<=
span
style=3D'mso-spacerun:yes'> En esos textos, exigía que Ucrania nunca
fuera miembro de la OTAN y que las fronteras de la Organización se
retrotrajeran a las existentes en 1997, antes de la incorporación de países del=
Este
de Europa, algunos de ellos ex-miembros de la
URSS.
Otras dema=
ndas
consistían en el levantamiento de bases militares estadounidenses y de otros
miembros de la OTAN en territorios que Putin considera dentro de la esfera =
de
influencia rusa -tales como la misma Ucrania. el
Cáucaso y el Asia Central- y otras medidas relativas a la estructura de
seguridad euro-atlántica. Ambas propuestas fueron rechazadas.=
=
span>
Entre tant=
o,
desde finales de 2021 y en enero de 2022, más de ciento cincuenta mil fuerz=
as
rusas con sus respectivos equipos bélicos se ha=
bían
posicionado a lo largo de la frontera ruso-ucraniana y a principios de febr=
ero
comenzaron ejercicios militares conjuntos ruso-bielorrusos, en la frontera
norte de Ucrania. El domingo 20 de
febrero, la Federación Rusa y Bielorrusia anunc=
iaron
que dichos ejercicios continuarían por tiempo indeterminado. El lunes 21, el
Presidente Putin, acompañado por los líderes de las =
span>autoprocla=
madas repúblicas
separatistas de Donetsk y Luhansk, anunció oficialmente el reconocimiento de
dichas pseudo-repúblicas, cuya formación y
mantenimiento había sostenido desde 2014.
Se esperab=
a que,
al igual que en Crimea, poco tiempo después se celebrara un referendo y se
solicitara la anexión de dichas pseudo-repúblicas a la Federación Rusa. Sin embargo=
, no
hubo tiempo para ello: tres días después, el 24 de febrero de 2022, Rusi=
a invadió
Ucrania: no sólo el territorio ocupado por los separatistas, sino con ataqu=
es a
todas las regiones del país, incluida su capital Kiev.
El uso de =
la
fuerza en política interior y en su política exterior fue una marca desde l=
os
primeros días de su gestión: la brutalidad de la represión y la completa
destrucción de Grozny durante la segunda guerra en Chechenia, bajo su mando,
fue uno de los primeros ejemplos de esta tenden=
cia.
Putin demostró allí que podía ser implacable ante la “subversión del orden
establecido” a nivel interno, como más tarde, durante la guerra con Georgia=
en
agosto de 2008, propiciando y consolidando la partición de ese país con el desmembramiento de Abkhazia y Ossetia del S=
ur.
La anexión=
de
Crimea en 2014 mediante los “hombrecitos verdes” -que Putin reconoció
posteriormente eran militares rusos sin insignias-[4]=
y el apoyo
armado a los separatistas en las regiones orientales de Ucrania, donde
eventualmente reconoció a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Luhansk, fueron nuevas
demostraciones de esa política del poder armado. En 2020, intervino en la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabakh med=
iante
el envío de “fuerzas de paz” que continúan estacionadas y operativas en ese
enclave hasta hoy, al igual que las fuerzas ru=
sas en Transn=
itria.
Fuera de la
región, la participación rusa en la guerra civi=
l en
Siria -otra catástrofe humanitaria con la total destrucción de la ciudad de
Aleppo- así como la venta de armas y cooperación armada en países africanos,
demostraron la determinación del Presidente Putin en expandir y consolidar =
la
posición internacional de la Federación Rusa, y
-desde su punto de vista- recuperar el prestigio perdido en las últimas
décadas.
Ese objetivo de política exterior fue claramente expr=
esado
por el Presidente Putin en numerosas oportunidades y apoyado por enmiendas
constitucionales y políticas migratorias adopta=
das
durante su mandato: las declaraciones sobre la disolución de la Unión Sovié=
tica
y sobre las amenazas a la seguridad rusa representadas por la expansión de =
la
OTAN, o las enmiendas constitucionales de 2020 para permitir
la intervención del Gobierno ruso en protección de ciudadanos rusos =
“dondequiera que estén=
”, al tiempo que se distribuyen pasaportes rusos en las
zonas en conflicto y en países vecinos.
Reacción occidental=
Lo que sor=
prende
de la agresión rusa a Ucrania no es sólo la amp=
litud
del ataque ordenado por el Presidente Vladimir Putin, sino que el Occidente=
no
haya sido capaz de prever tal agresión, pese a las numerosas señales que de=
bió
haber percibido o evaluado correctamente en los más de veinte años de ejercicio del poder del presidente ruso.
A pesar de=
las
señales emitidas por Vladimir Putin, los países occidentales no reaccionaron
apropiadamente. Ni ante la destruc=
ción
en Chechenia, ni ante la guerra en Georgia, ni ante la anexión de Crimea y =
el
abierto respaldo militar y político a los
separatistas en el Donbass. Y en estos últimos casos, a pesar de los
compromisos asumidos por algunos de ellos en el Memorando de Budapest para la defensa d=
e la
soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Se limitaron a propiciar resoluciones condenatorias en el seno de las Naci=
ones
Unidas y a aplicar sanciones a la Federación Rusa, que no fueron
suficientemente disuasivas.
Hasta que =
la
guerra a gran escala -y no limitada a dos provincias en Ucrania- llegó al t=
erritorio europeo. Ahora sí, aplicaron sanciones más =
duras
a la Federación Rusa, a sus dirigentes, oligarcas y empresas, propiciaron
condenas a nivel internacional y un marcado aislamiento del gobierno ruso y
ofrecen ayuda económica y equipamiento militar a
Ucrania. No han comprometido sin embargo una participación directa en el
conflicto, por temor a una conflagración más amplia. <=
/span>
Los efecto=
s de
la invasión rusa se perciben esta vez no sólo en las medidas de apoyo a
Ucrania, sino en la unidad del frente occidenta=
l y en
el fortalecimiento de los sistemas de defensa de los países europeos, que h=
an
incrementado sus presupuestos en esa área=
. Son
especialmente notables los casos de Alemania, que por primera vez ha enviado
material bélico de defensa a otro país desde la
Segunda Guerra Mundial, modificando así su tradicional política de no
intervención y la iniciativa de Finlandia y Suecia, dos países con tradició=
n de
neutralidad, de presentar sus candidaturas para ingresar a la OTAN.<=
/span>
La distors=
ión de
la Historia<=
span
style=3D'font-family:"Times New Roman",serif;mso-fareast-font-family:"Times=
New Roman";
border:none;mso-ansi-language:ES-AR'>
En su
justificación a las acciones bélicas que ha ordenado contra el estado
ucraniano, Putin hace una grave distorsión de la historia de ambos países y=
sus
relaciones bilaterales y llega a negar la existencia de la nación y la cult=
ura
ucranianas.
La histori=
a de
Ucrania, que se inicia aproximadamente tres siglos antes que la historia de=
Rusia ha estado
estrechamente ligada a la de su país vecino. Ambas naciones reconocen a la =
Rus’
de Kiev, fundada en el año 885, como el centro religioso y político y el punto de partida fundamental de sus respectivos
pueblos. Moscú y San Petersburgo, fundadas respectivamente en 1147 y en 170=
3,
concentraron posteriormente el poderío militar y administrativo del Imperio
zarista y luego de la Unión Soviética, que pretendieron
siempre ejercer su dominación sobre Ucrania.
El pueblo
ucraniano debió resistir, a la largo de su historia, varias invasiones de
potencias predominantes: Polonia, el Ducado de Lituania, el Imperio =
Austrohúng=
aro y Rusia, =
que
dividieron repetidamente su territorio. En 1917, en la confusión creada por=
la
Revolución Bolchevique, consiguió alcanzar su primera independencia, antes =
de
volver a caer bajo dominio ruso. Durante ese breve periodo, entre 1918 y 19=
21,
varios países reconocieron su independencia y e=
ntre
ellos la Argentina, único país latinoamericano que lo hizo.=
span>
Ucrania fu=
e una
pieza muy importante de la Unión Soviética: fue tanto uno de sus miembros
fundadores como aquél que propició su disolución en 1991, la que se concretó con la firma de un acuerdo entre Uc=
rania,
Rusia y Bielorrusia. Fue miembro fundador de las Naciones Unidas y sus
nacionales tuvieron un rol protagónico en la conducción de la Unión Soviéti=
ca.
El país fue estratégico asimismo desde otros pu=
ntos
de vista: como granero de la URSS, como sede de los desarrollos tecnológico=
s y
militares más significativos de la Unión o como formador de las élites
científicas y políticas en sus universidades.
Sin embargo, el Presidente Putin desconoce estos hech=
os y califica a Ucrania como una parte del pueblo rus=
o,
como “la pequeña
Rusia”, diferenc=
iada
de la “gran Rusia’ con sede en Moscú. No reconoce la identidad diferenciada=
del
pueblo y la cultura ucranianos, ni la existencia del estado ucraniano como
nación independiente. Ha depositado incluso la
responsabilidad de su alejamiento en los líderes soviéticos que “la construyeron”, concluyendo que la Ucrania de hoy es =
“enteramente un produc=
to de
la era soviética” y que, en
consecuencia, “Rusia fue robada”.[5]
Coyuntura y consecuencias=
A estas ra=
zones
estructurales se suman las razones coyunturales -y oportunidades- que
generalmente terminan de definir una acción política de esta magnitud. El descenso del Presidente Putin en la
opinión pública rusa en los últimos meses de 20=
21
hasta el nivel más bajo alcanzado en su largo mandato, unido a la aparente
fragilidad del Presidente Joe Biden en los Estados Unidos de América y del
Presidente Zelenskiy en Ucrania, así como el debilitamiento de las estructu=
ras
euro-atlánticas por las políticas del ex-Presid=
ente
Trump conformaron, en opinión de Vladimir Putin, el marco adecuado para lan=
zar
sus acciones bélicas contra Ucrania.
Acciones b=
élicas
que han significado un verdadero cataclismo en el orden internacional, por =
la
extensión y profundidad de sus consecuencias. La guerra en Ucrania constituye una con=
moción
geopolítica a nivel mundial y el probable reordenamiento de muchas variable=
s en
el escenario internacional.
En lo inme=
diato,
su impacto alcanza varias esferas: humanitaria,
política, económica, militar y de estructuras internacionales.
A nivel
humanitario, en menos de dos meses la guerra ha causado pérdidas de vidas
cifradas en miles de personas de uno y otro lado, en las que se incluyen
militares rusos y ucranianos y civiles ucranian=
os; la
Organización de las Naciones Unidas estima en más de 5 millones el número de
refugiados que han abandonado Ucrania y en alrededor de 7 millones los
desplazados internos para huir de los puntos más álgidos del conflicto -a l=
os
que deben sumarse los más de 1.500.000 desplaza=
dos
internos desde el inicio de la guerra en el Donbass en 2014-; los centenare=
s de
ucranianos deportados hacia territorio ruso, incluyendo muchos niños;
huérfanos, miles de heridos y personas que han perdido sus hogares.
Estos efec=
tos de
la guerra tienen ya consecuencias, que seguramente se prolongarán durante m=
ucho
tiempo, en las relaciones entre dos pueblos unidos por muchos lazos en comú=
n:
lenguas similares, costumbres compartidas, muchos lazos de parentesco, de <=
span
style=3D'border:none'>vecindad y de amistad. Si el propósito de Putin era e=
l de
integrar a Ucrania a Rusia como parte de su pueblo, desconociendo su identi=
dad
nacional, ha obtenido todo lo contrario: un profundo resentimiento del pueb=
lo
ucraniano, incluso en las regiones limítrofes c=
on
Rusia con mayor influencia rusa, el que será muy difícil restañar.=
span>
En lo polí=
tico,
asistimos a un inédito aislamiento internacional del gobierno de Putin, que=
ha
sido pasible de más de 5.500 sanciones hasta ahora, superando a cualquier o=
tro
país que haya recibido sanciones internacionale=
s y a
un consecuente endurecimiento del régimen en la supresión de libertades de
expresión y de comunicación de sus ciudadanos.
En paralel=
o, se
ha producido una consolidación del frente euroatlántico=
span> bajo el i=
mpulso del presidente estadounidense y el firme compromi=
so de
prácticamente todos sus líderes -con la sola excepción, si bien matizada, de
Hungría, lo que redunda en su aislamiento en el seno de la Unión Europea. Ante la inestabilidad producida por las=
acciones rusas, Ucrania, Georgia y Moldavia han solicitado
nuevamente y con urgencia su adhesión a la Unión Europea. Y se ha profundiz=
ado
el recelo de países de la ex-Unión Soviética, que consideran más amenazada =
su
seguridad ante posibles avances de la Federació=
n Rusa
(Países Bálticos, Polonia, Moldavia, Georgia).<=
/span>
Desde el p=
unto
de vista económico, los efectos de la guerra no se limitan a los dos países
directamente involucrados, en un caso por los efectos devastadores de
bombardeos y destrucción masiva de ciudades e
infraestructura y en el otro por las sanciones internacionales: la ola
expansiva alcanza a la economía internacional en su conjunto, particularmen=
te
en el área de la seguridad alimentaria debido al papel protagónico de Rusia=
y
Ucrania en la exportación de granos y cereales =
(40%
del total mundial), afectando mercados, perspectivas de crecimiento y
expectativas de vida especialmente en los países más dependientes y con men=
os
recursos para la producción de alimentos (África). =
En los últ=
imos
días -abril 2022- la Directora del Fondo Moneta=
rio
Internacional, Krystalina Georgieva, ha anunciado una desaceleración del crecimiento mundial del 6,1% estimado para 2021 a =
3,6%
en 2022 y 2023; más allá de 2023,=
el
crecimiento mundial disminuiría a alrededor de 3,3% a m=
ediano
plazo. La inflación proyectada para 2022 es =
de 5,7% en las economías avanzadas y de 8,7% en las econom
Será tambi=
én
interesante observar el desarrollo de los esfue=
rzos
ya puestos en marcha por los países europeos dependientes en gran medida de=
la
provisión de gas y petróleo rusos, para disminuir o eliminar esa dependenci=
a en
el futuro.
En el camp=
o de
la defensa, la OTAN -cuyo debilitamiento consti=
tuye
un importante objetivo de Vladimir Putin- ha recuperado un papel protagónic=
o y,
como se señala más arriba, países tradicionalmente neutrales como Finlandia=
y
Suecia están considerando su adhesión a la Organización. Alemania, en un g<=
span
style=3D'border:none'>iro importantísimo de su política exterior y de defen=
sa, ha
resuelto incrementar su presupuesto para gastos de defensa en un 2% -confor=
me a
los requisitos de la OTAN- y está proveyendo material militar de defensa al
gobierno ucraniano. Otros países europeos están
aumentando también sus presupuestos para la defensa y la mayoría de los
miembros de la OTAN están participando en el suministro de armas y equipami=
ento
a Ucrania.
En cuanto =
a las
organizaciones internacionales, que hasta el momento no han podido ir más allá de expresiones condenatorias a la Federaci=
ón
Rusa en el marco de la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos de=
las
Naciones Unidas, será imprescindible considerar una evaluación seria de sus
objetivos y de sus estructuras y modos de funci=
onamiento.
En particular en lo atinente al Consejo de Seguridad de la ONU, uno de cuyos
miembros permanentes con derecho a veto ha iniciado la guerra en Ucrania y =
ha
impedido cualquier iniciativa para la aplicación de mecanismos de salvaguar=
da
de la paz y la seguridad internacionales, princ=
ipal
objetivo del Consejo. Esa reforma es aún más urgente en cuanto la actitud d=
e la
Federación Rusa, similar a las de otras potencias con asiento permanente en=
el
Consejo, se inscribe en lo que lamentablemente constituye
ya una tradición en dicho Cuerpo, en detrimento del resto de los miembros d=
e la
comunidad internacional.
La guerra =
en
Ucrania, que ha desestabilizado el tablero internacional y ha debilitado la confianza
entre las naciones, es también reflejo de un co=
nflicto
más amplio entre Rusia -en sus distintas encarnaciones de gobierno- y el
Occidente y, de un modo más general, entre liberalismo e el no liberalismo, entre
democracias liberales y autocracias, en el contexto de un mundo en proceso =
de
cambios estructurales. Un ejemplo es el <=
span
style=3D'font-family:"Times New Roman",serif;border:none;mso-ansi-language:=
ES-AR'>comunicado que los presidentes de la Federación Rusa =
y de
la República Popular China suscribieron pocos días antes de la invasión, y =
en
el que ambos líderes declararon que =
“una nación puede elegir las formas y métodos para implementar la democracia que mejor convengan a su pa=
ís en
particular…” y =
“condenan los inten=
tos de
fuerzas externas para socavar la seguridad y la estabilidad en las regiones
adyacentes comunes, se proponen contrarrestar la interferencia de fuerzas
externas, bajo cualquier pretexto, en los asunt=
os
internos de países soberanos, se oponen a las revoluc=
iones
de colores e incrementar<=
span
style=3D'font-family:"Times New Roman",serif;border:none;mso-ansi-language:=
ES-AR'>án la cooperación en las =
áreas
mencionadas.”=
[7]=
Efectos en
América Latina y el Caribe
Decíamos al
inicio de este trabajo que la guerra en Ucrania=
se
desarrolla a 13.000 km de distancia, muy lejos de nuestro Continente y vimos
también que sus efectos alcanzarán no sólo a los países directamente involucrad=
os, sino que
tendrán un impacto a nivel global.
América Latina y el Caribe como región y
varios de sus países a nivel nacional no serán seguramente una excepción y =
se
verán probablemente afectados en más de un sentido.
En forma m=
ás
inmediata, los efectos económicos de la guerra, en particular la baja en las
expectativas de crecimiento mundial y el aument=
o de
la inflación, repercutirán en nuestros países, caracterizados en general por
economías frágiles y políticas económicas variables.
Considerando el perfil productivo de los países de la
región y de los países involucrados directamente en el conflicto, Rusia y
Ucrania, hay al menos tres commodities relevantes en común: el trigo, el maíz y el aceite de
girasol; y un producto industrial del que depen=
den
fuertemente las producciones agrícolas: los fertilizantes, cuyos principales
exportadores a la región son precisamente Rusia y Ucrania.
Las reducc=
iones
en la provisión de fertilizantes afectarán la producción agropecuaria, colu=
mna
vertebral de la economía de varios países de la
región. Argentina, Brasil, Colombia y Perú tienen una alta dependencia; los=
dos
primeros han iniciado ya gestiones con otros países exportadores de
fertilizantes, como los Estados Unidos o Canadá, para suplir la carencia de esos productos esenciales para el cultivo de =
bienes
agrícolas. El gobierno de Perú ha
declarado el estado de emergencia alimentaria, que le permitirá la reasigna=
ción
de partidas presupuestarias e impuestos a subsidios para la adquisición de
fertilizantes.
Brasil y Colombia, embarcados en sendas campañas presidenciales, ya =
han
incluido el tema de la producción agrícola y la seguridad alimentaria en sus
respectivas plataformas electorales.
Si se prod=
ujeran
bajas en la producción, el suministro de alimen=
tos
desde América Latina hacia el mundo podrá verse alterado y eso impactará
negativamente a escala global.
A nivel
regional, podría haber también escasez y probables aumentos de precios en la
cadena alimenticia. Considerando que, históricamente, los aumentos de precios de los alimentos y el transporte han sido causa=
les
de movimientos sociales de protesta, ello podría acarrear consecuencias
políticas significativas en un contexto de economías ya fragilizadas por la
pandemia del Covid-19 y por la alta inflación.<=
/span>
Estas
apreciaciones generales sobre las consecuencias económicas del conflicto pa=
ra
la mayoría de los países de la región -con los matices propios de cada
economía-, no pueden aplicarse de la misma manera a las consecuencias polít=
icas
que podrían derivarse de la guerra en Ucrania.<=
/span>
La dispari=
dad de
regímenes y orientaciones políticas de los gobiernos latinoamericanos y
caribeños no permite imaginar reacciones comunes o concertadas ante el
conflicto. La polarización y la
consiguiente falta de concertación política que=
han
caracterizado a la región en las dos últimas décadas han impactado
negativamente en las organizaciones multilaterales -regionales y subregiona=
les-, han imp=
edido
la defensa apropiada de los intereses comunes y han debilitado la imagen y la posición de América Latina y el Carib=
e en
la escena internacional.
Esta situa=
ción
se vio claramente reflejada tanto en las declaraciones públicas de sus
dirigentes como en las votaciones sobre la cuestión en el ámbito de las
Naciones Unidas, donde algunos países apoyaron =
la
condena a la agresión rusa y otros se abstuvieron o la justificaron. Ello
podría enmarcarse en una de las consecuencias previsibles de la guerra de R=
usia
en Ucrania, cual es el regreso a las esferas de poder en el mundo, y significaría el abandono de la política de no
alineamiento a la que tradicionalmente adhirió la región.
En efecto,=
en
las votaciones llevadas a cabo en las Naciones Unidas sobre sendos proyecto=
s de
resolución, el primero de condena a la Federación Rusa
por su agresión contra un país vecino, violando su soberanía e integridad
territorial (A/RES/ES-11/1; 2/3/22), y el segundo de carácter humanitario
(A/RES/ES-11/2; 24/3/22), cuatro países de la región se abstuvieron: Bolivi=
a,
Cuba, El Salvador y Nicaragua (Venezuela ausent=
e en
ambas votaciones, Dominica en la segunda).[8]=
En ese mis=
mo
ámbito, Bolivia, Cuba y Nicaragua votaron en contra de la Resolución de la
Asamblea General AG (A/RES/ES-11/3) suspendiendo la participación de Rusia =
en
el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y vari=
os
países de la región votaron en abstención: Barbados, Belice, Brasil, El
Salvador, Guyana, México, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadi=
nas,
Surinam y Trinidad y Tobago (Venezuela ausente).[9]=
El mismo día de la agresi=
ón rusa
-24 de fe=
brero- la Secretaría General de la Organización de Estados
Americanos (OEA), emitió un Comunicado en el que “…=
span>condena =
la
invasión de la Federación Rusa a Ucrania y la llama a un inmediato cese de =
las
hostilidades que irresponsablemente ha iniciado=
. =
span>
“La agresión rusa constituye un crimen contra la paz
internacional. <=
/span>El ataque armado perpetrado contra la
soberaní=
span>a e integridad territorial de Ucrania =
es
repudiable y constituye un acto gravísimo de violación del derecho internacional.=
span>
“La agres=
ión ha
sido definida como el
El 25 de marzo de 2022 la OEA aprobó la=
Resoluci=
ón =
“La crisis en Ucrania”=
i> (CP/RES=
. 1192
(2371/22), que exige “el respeto de los derechos humanos y=
i> el cese=
inmediato de actos=
que
pueden constituir crímenes de guerra" en Ucrania. En los considerandos de la Resolución, se
reitera “=
span>que los
derechos esenciales del hombre no nacen del hec=
ho de
ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los
atributos de la persona humana”, y se
recuerda que “las Américas como zona de paz se basa en el respeto =
de los
principios y normas del derecho internacional,
incluidos los instrumentos internacionales de los que los Estados Miembros =
son
parte y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y de=
la
Carta de la Organización de los Estados Americanos”.=
El texto, presentado por =
Antigua
y Barbuda y Guatemala, con el co-patrocin=
io de
Bahamas, Colombia, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Pe=
rú, Trinid=
ad y
Tobago, Estados Unidos y Uruguay, califica de "pr=
ofundamente
preocupante y totalmente inaceptable" el deterioro de la situación humanitaria y añade q=
ue los paí=
span>ses se comprometen a n sea necesario, el cumplimiento de los
compromisos de la Federación Rusa ante la OEA como observador permanente”.
De los 34
miembros activos de la OEA, 28 votaron a favor, ninguno en contra y cinco se abstuvieron: Brasil, Bolivia, El Salva=
dor,
Honduras y San Vicente y las Granadinas (<=
/span>Nicaragua ausente). Brasil, Bolivia y Honduras explicaron que, aunque a=
span>probaron en l<=
span
style=3D'font-family:"Times New Roman",serif;mso-bidi-font-family:"Arial Un=
icode MS";
border:none;mso-ansi-language:ES-AR'>í=
span>neas generales el texto, consideraban=
que la OEA no es el organismo apropiado para abordar el tema. Argentina y México, =
aun=
que sí adoptaron la resoluci=
ón, <=
/span>coincidieron en este último <=
span
lang=3DIT style=3D'font-family:"Times New Roman",serif;mso-bidi-font-family=
:"Arial Unicode MS";
border:none;mso-ansi-language:IT'>punto.=
[11]
Finalmente=
, el
21 de abril de 2022, el Consejo Permanente de la OEA decidió la suspensión del estatus de la Federación de Rusia como observa=
dor
permanente ante la Organizaciónn. La Resolución CP/RES.1195 (2374/22) fue adoptada p=
or 25
votos a favor de los 34 miembros activos, ninguno en contra y ocho
abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, El
Salvador, Honduras, México, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las
Granadinas.
En su texto se indica que la OEA “suspende inmediatamente<=
/i>” a Rusia hasta que "el
Gobierno ruso cese sus hostilidades, retire todas sus fuerzas y equipos
militares de Ucrania, dentro de sus fronteras
internacionalmente reconocidas y vuelva a la senda del diálogo y la
diplomacia”.=
span>[12]
De las
posiciones que los distintos países adoptaron frente a resoluciones a nivel
internacional y regional y de sus respectivas declaraciones, podemos inferir que algunos de ellos han abordado=
el
asunto y en particular las condenas a la Federación Rusa, con mayor
precaución. En ello intervienen fa=
ctores
de política interna, como en el caso de Brasil con próximas elecciones
presidenciales y la presentación de Lula como
candidato o el de México, en virtud de las preferencias ideológicas del
Presidente López Obrador; y también intereses económicos o de cooperación, =
en
los casos con fuerte dependencia de las importaciones rusas de fertilizante=
s o cooperación en el área de defensa -Brasil-. Es tambi=
én
destacable el giro del gobierno argentino en la OEA, en cuyo seno votó prim=
ero
a favor de la resolución de condena a la agresión rusa y posteriormente se
abstuvo en la votación para suspender a la Fede=
ración
de Rusia del organismo.
Por otro l=
ado, a
raíz del conflicto en Ucrania, han comenzado a detectarse movimientos de
inquietud o interés de parte de las potencias que tradicionalmente han teni=
do
mayor influencia en la región -Estados Unidos- y de las que quieren disputa=
r,
en alguna medida, ese liderazgo o demostrar que
pueden actuar en su área de influencia (Rusia).
Ya en las primeras semanas de la guerra, la Administración Biden ini=
ció
un acercamiento con el gobierno de Maduro en Venezuela, uno de los más
comprometidos ideológica, económica y militarme=
nte
con la Federación Rusa. A su vez, el Viceminist=
ro de defens=
a ruso
visitó recientemente Cuba, Nicaragua y Venezuela y en el caso de los dos
últimos, suscribió acuerdos de cooperación en materia de defensa. A princip=
ios
de febrero de este año, el gobierno nicaragüense
anunció haber iniciado negociaciones con la corporación estatal rusa de ene=
rgía
nuclear Rosatom, orientadas a la cooperación en las áreas de energía y medi=
cina
nuclear.
Días antes=
del
conflicto, el gobierno de Colombia, recientemen=
te
designado aliado estratégico de la OTAN manifestó=
al
gobierno ruso su preocupación por la asistencia militar a Venezuela y la
realización de ejercicios conjuntos, requiriendo de Moscú la garantía que e=
llo
no pondrá en peligro la seguridad de su país. U=
nas semanas más tarde, Colombia y los Estados Unidos real=
izaron
ejercicios navales conjuntos con el propósito, según declaraciones del Mini=
stro
de Defensa colombiano, de luchar contra submarinos dedicados al narcotráfic=
o y
de “proteger =
la
soberanía nacional”, en el marco de la OTAN.
Sin embarg=
o,
estas últimas acciones puntuales o la tradicional cooperación entre Rusia y
Cuba y la más reciente aproximación rusa a Venezuela y Nicaragua, no parecen
suficientes para predecir una definición consistente
por parte de estos países latinoamericanos a integrar la llamada “esfera de
influencia” de la Federación Rusa. La presente configuración internacional
muestra un escenario que favorece la declinación de la unipolaridad e inclu=
so
de la bipolaridad compartida por Estados Unidos=
y la
entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en una creciente tende=
ncia
a la presencia de varios actores protagónicos en la escena mundial
(notablemente China, India, la Unión Europea, Turquía, en adición a los Est=
ados
Unidos y la Federación Rusa). Esta “multipolari=
dad” y
la consiguiente multiplicación de centros de influencia económica y
geopolítica, favorecen al mismo tiempo la dispersión de intereses y de
posibilidades de elección de los estados, particularmente de los países menos desarrollados, entre diferentes altern=
ativas
o polos de atracción.
Probableme=
nte la
Federación Rusa continuará procurando intensificar relaciones políticas y
manteniendo proyectos de cooperación con algunos países latinoamericanos y
caribeños, en aras de demostrar que puede actua=
r en
la esfera de influencia tradicional de los Estados Unidos, contrarrestando =
de
algún modo la protagónica participación de este último en la OTAN y en apoy=
o a
Ucrania. Sin embargo, la situación
económica de la Federación Rusa, que se verá
deteriorada por efecto de la gran cantidad y alcance de las sanciones a las=
que
se ve sometida en represalia por su agresión a Ucrania y por el aislamiento
internacional en el que se encuentra, podría limitar sus esfuerzos de inversión o de cooperación con países que no son sus ali=
ados
ni forman parte de su área de influencia más cercana, o incluso más estraté=
gica
desde los puntos de vista económico y de defensa.
Actualme=
span>n=
span>te las
inversiones rusas y el intercambio económico con la
región no son especialmente relevantes y han decaído substancialmente desde=
los
años ’90, cuando hubo un pico de participación rusa en el subcontinente
latinoamericano.
Conclusión=
En definit=
iva,
puede estimarse que el impacto de la guerra en Ucrania, que viola los
principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas y pone en peligro la =
paz
y la seguridad internacionales, no tendrá efectos generalizados en una regi=
ón
distante del centro del conflicto.
Una región=
en la
que, en adición a los factores económicos y geopolíticos que la relacionan =
con
los protagonistas del conflicto, sus muchos actores no están en condiciones=
de
adoptar posturas unificadas -a diferencia de la Unión Europea- en virtud de sus intereses económicos particular=
es y
de las distintas orientaciones políticas de sus gobiernos, que propician la
actual polarización entre los Estados que la integran.=
Cabría
finalmente agregar que América Latina, tierra tradicional de paz y de acogida de migrantes europeos y de otras
regiones del mundo, ha albergado y alberga generaciones de ucranianos (y de
rusos), que constituyen hoy parte integral de sus ciudadanías y en honor a =
las
cuales y a la inquebrantable fortaleza y dignidad del
pueblo ucraniano, los gobiernos de la región deberían extremar sus esfuerzos
para contribuir a la pronta finalización del conflicto y a la solución pací=
fica
de las controversias.
[1] Mensaje anual del
Presidente Vladimir Putin a la Nación rusa el 25 de abril de 2005
[2] =
Memorandum on security assurances =
in
connection with Ukraine’s accession to the Treaty on the
Non-Proliferation of Nuclear Weapons. Budapest, 5 December 1994. Ukraine, Russian Federation, United Kin=
gdom
of Great Britain and Northern Ireland and United States of America. =
Fuente: Naciones Unidas.=
span>
[3] On the Historical Unity of Russian=
s and
Ukrainians: documento publicado por el Kreml=
in el
12 de julio de 2021
[4]<=
/sup> Admisión pública del Presidente Vladimir=
Putin
el 17 de abril de 2014
[5] On the Historical Unity of Russian=
s and
Ukrainians:
documento publicado por el Kremlin el 12 de julio de 2021
[6] Fondo Monetario
Internacional: Informes de Perspectivas de la Economía Mundial - Abril 2022
[7] Joint Statement of the Russian
Federation and the People’s Republic of China on the International Relations
Entering a New Era and the Global Sustainable Development. February 4, 2022
[8]<=
/sup>
Fuente: Naciones Unidas
[9]<=
/sup>
Fuente: Naciones Unidas
[10]=
Comunicado C-008/22 de la Secretaría General de=
la
Organización de Estados Americanos. Fuente: OEA
[11] Resolució=
n del Consejo Permanen=
te de
la Organización de Estados Americanos: =
“La crisis en Ucrania”=
=
(=
span>CP/RES. =
1192
(2371/22), 25/03/2022. Fuente: OEA.
[12] =
span>Resolució=
n del Consejo Permanen=
te de
la Organización de Estados Americanos CP/RES.1195 (2374/22), 21/04/2022. =
span>Fuente: OEA.
<=
span
lang=3DEN-US style=3D'border:none'>