La emergencia permanente del estado democrático y el control parlamentario. El Parlamento frente a la crisis de la representación política, el decisionismo y la delegación legislativa permanente.
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Resumen
En Latinoamérica, recurrentemente, muchos de los Estados democráticos de la región y las instituciones y agencias que lo integran se encuentran en situaciones de emergencia y crisis que devienen en procesos de excepcionalidad institucional, jurídica y normativa.
La Argentina se haya especialmente cruzada por el concepto de emergencia y crisis que alcanza los más variados clivajes, políticos, institucionales, sociales y económicos. El estado de emergencia se ha transformado en una constante y las normas de excepcionalidad se han ido renovando en diversas áreas normativas. Si la emergencia y crisis se cristaliza y se hace permanente; ¿es razonable y congruente
hablar de tal proceso al extenderse más de lo previsto y no vislumbrarse su clausura? ¿Desde qué perspectiva o lugar nos referimos a los procesos dinámicos que nos son contemporáneos, para clasificarlos como emergencia o crisis?.
Hay efectos observables, en los clivajes referidos que, por su permanencia, merecen ser analizados con detenimiento antes de categorizarlos como relacionados a un proceso de emergencia o crisis.
Nos hallamos ante una emergencia y crisis coyuntural o, por el contrario, nos enfrentamos a un proceso de desestructuración de un modelo político-institucional típico -ello es perteneciente a un espacio y tiempo determinado- y a la emergencia de uno nuevo, no necesariamente mejor en términos ético-morales o jurídicos, pero si evidente y arrollador, que transforma en residual todo lo anterior.
Si se corroborara tal hipótesis, la emergencia o crisis no sería coyuntural, sino que implicaría un cambio de paradigma, un punto de inflexión, que en las actuales circunstancias y considerando los distintos y variados niveles que abarca, se asemeja a un cambio de época.
Es que no hay clivaje, categoría o nivel de análisis, aquellos propios de la modernidad, que no esté hoy sujeto a las tensiones de la emergencia permanente, del cambio de paradigma.