Facundo Cruz (Universidad Argentina de la Empresa-Argentina) Relaciones e interacciones partidarias en coaliciones de gobierno. Los casos de la Alianza, la concertación y el Frente Amplio.

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Facundo Cruz

Resumen

Uno de los graves problemas que han enfrentado los países de América Latina en su
historia como naciones independientes ha sido la formación y consolidación de
gobiernos democráticos y estables. Gran parte del siglo XX fue escenario de
interrupciones institucionales que afectaron gravemente la gobernabilidad en la región.
Paralelamente, desde la década de 1970 los sistemas políticos latinoamericanos se inclinaron progresivamente hacia el multipartidismo (Chasquetti, 2008). Esta tendencia ha potenciado -en algunos países- la inestabilidad democrática y la falta de eficacia en la gestión gubernamental (Linz, 1994), principalmente debido a las crecientes dificultades que tuvieron los partidos políticos para el establecimiento de consensos programáticos.
No obstante, algunos partidos políticos de América Latina, especialmente del Cono Sur, han logrado conformar coaliciones electorales exitosas para acceder al gobierno en elecciones libres y competitivas. Ciertas reglas electorales han generado altos incentivos para la conformación de esas coaliciones y han llevado a que los partidos políticos se percataran de que, para alcanzar ese objetivo, debían inevitablemente lograr acuerdos electorales amplios. La existencia de adversarios políticos con una fuerte capacidad de movilización también contribuyó a ello.
Estos acuerdos han prosperado a partir de los procesos de redemocratización de la década del ’80 y principios de los ’90. Tres casos de estudio siguieron este proceso: la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación (Argentina), la Concertación de Partidos por la Democracia (Chile) y el Frente Amplio (Uruguay).
Los tres países presentan características similares que permiten realizar  un estudio comparado. Primero, pertenecen al Cono Sur de América Latina y mantienen una estrecha proximidad geográfica. Segundo, los procesos de democratización iniciados en la década de los ’80 han sido relativamente contemporáneos unos de otros. Tercero, cierta estabilidad en las reglas electorales de los tres países ha permitido institucionalizar el sistema de partidos –con algunos matices entre ellos- , aportando previsibilidad al sistema político y estructurando la competencia entre los partidos (Mainwaring y Scully, 1995).

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Sección
Notas de Investigación